lunes, 5 de febrero de 2007

Tio part-time


Verano del 2003

CONTEXTO

1) Seguía siendo un lolo universitario que amaba la publicidad
2) Todavía trabajaba en Showcases Cinemas vendiendo cabritas, que falsamente la gente creía que eran frescas y ricas, y hechas en el día. Craso error, generalmente las hacían y podían estar guardadas en la bodega por una semana, para luego ser calentadas y ser vendidas como un alimento fresco y rico.

Continúo. En esta época era invitado a ser "tío" en unas colonias urbanas que organizaba una parroquia en donde asistía mi gran amigo José. La invitación era rara, yo nunca había simpatizado con la iglesia, y siempre había encontrado ñoño esas leseras medias religiosas para jóvenes (en este saco tb entra eje, que aunque no se que hacen, siempre me dio rabia que me dijieran "tienes que vivirlo, no se puede contar lo que se hace", en fin), pero accedí a la invitación. Me llamaba mucho la atención eso de ser tío, ya que era una experiencia nueva para mi, ya que yo distaba demasiado del perfil de lolo simpático con los niños, ya que no soy ni cariñoso con ellos, ni menos comprensible, como si lo eran la mayoría de los tíos de verdad que tb participaban. Llegué atrasado al inicio de las colonias, ya que trabajaba esa mañana en el cine, pero cuando hice mi aparición en aquel colegio de Lo Espejo (en donde andaba más urgido que la cresta por que era en la José María Caro) me di cuenta de lo extenuante que iban a ser esos días de Tio. Llegué al grupo de niños que me habían asignado, se llamaban "Los rocket power" y era de puros hombres de 11 años, todos unos diablillos, y noté que no fui mucho del agrado de ellos, porque los otros tios del grupo eran años luz más simpáticos que yo, pero no me quedó otra que utilizar mi arma secreta para ganármelos, hacerles dibujos, en otras palabras, ser una especie de señor lápiz. funcionó bien, ya había dado mi primer paso en la conquista de los chicuelos malandrines, pero cometí el error más grande que puede hacer un aspirante a tio, le dibujé con un plumón una especie de tatuaje en el brazo a un niño, que rápidamente fue la envidia de todos los niños de todos los grupos. Concecuencia una masa de niños, incluidos los de los otros grupos, encima mío pidiéndome que les hiciera un tatuaje. ahhhhhh!!!! los otros tíos se cagaban de la risa, mientras yo, dibujaba y dibujaba en sus brazos. fue una tarde agotadora. Toda esta historia sería linda si no fuera por que al otro día, muchas mamás reclamaron que sus hijos estaban todos rayados y que no se les salía con nada los dibujos. Esa tarde cambié los dibujos por los paseos al apa. Fue peor.

Ilustración por Alex Noriega

1 comentario:

Retorcida dijo...

Tienes que vivirlo!!!


jaa!!!