lunes, 3 de septiembre de 2007

No hay nada más duro que ser rockero y vivir en Degañ

Tomé el cable que estaba medio malo y lo enchufé al bajo. Probé sonido y el hueón que estaba en la mesa me dijo -dale, sonai bien- Me cuestioné, porque en esa tocata no habían retornos, así que casi ni escuché, pero en fin, había que confiar en el sonidista.
Me senté con mis compañeros de banda a tomar chelas, pero no pasaron ni 5 segundos y comenzaron a llegar las grupies (bueno, para ser exactos, la prima de mi amigo nomás se nos acercó pa pedirnos chela, ya que ella puso como 500). Pasaba el tiempo, y la gente que llegaba al magno evento eran puros amigos y conocidos que estaban en la lista de invitados (3 personas) pero aún teníamos fe. Habíamos mandado más de 500 mails informando acerca de la tocata, cómo no iban a llegar 10 personas al menos. No llegaron.
Llegó el momento de subirse al escenario y habían 7 personas mirándonos, y ninguna de ellas había pagado la entrada, lo que hacía que la deuda con el dueño del local ascendiera a los $40.000, y tocamos el primer acorde (sinceramente no se que acorde hacemos, lo único que cacho es que Mauro hace una figura en la guitarra que parece araña y yo toco un re) nadie conocía el tema, y aunque lo hubiesen escuchado, era imposible acordarse ya que siempre tenemos problemas de sonido y no se entiende lo que tocamos.
Extrañamente, esa vez sonamos increible, los temas se entendían y la voz se escuchaba nítida, y los 7 pelagatos que nos veían tenían cara de asombro. no tardó el tiempo, cuando por la puerta principal del bar entró Omar Rodríguez López junto a Cedric Bixler Zavala a escuchar a esta banda que tanto habían escuchado. Se acabó la tocata y los personajes nos miraron con cara de aprobación, se levantaron y se fueron. Obviamente nosotros quedamos más contentos que la chucha con la ilustre visita, además ya no teníamos que pagar $40.000, sino que $38.000. fue la noche más increible de la historia.

Ilustración por la amiga del Nico