Chusma, chusma, pffff

Una tarde cualquiera, andaba hueviando por la falda del cerro santa lucía, mientras tarareaba un maldito tema de Difuntos Correa que se me había pegado en la mañana y que no podía despegármelo de la cabeza. Horror, me daba rabia como una banda hueona podía generar eso en alguien, y mi banda no, pero en fin, seguí caminando hacia el paseo Ahumada para escuchar un CD en la feria del disco. Todo marchaba de maravillas (la tarde estaba algo nublada, lo que me permitía andar feliz con gorro) hasta que se me cruzó una maldita gitana con olor a pichí. -Hola Paisano, quieres saber tu suerte - en ese momento pensé: es clásico que los "hueones" caen en el juego de estas gitanas, por que hay que ser bien "hueón" pa pasarles plata; pero a la vez me dije : A ver, sigámosle el juego, mi experiencia de cajero va a truncarle su plan. Le pasé la luca que me quedaba pa cargar la Tarjeta Bip. La chicuela me tomó la mano y me empezó a hablar puras hueas, mientras me pasaba un supuesto amuleto para prevenir las maldiciones, ya que yo tenía un aura muy negativa. También me dijo que me iba a ir muy mal en el amor, pero que el amuleto también me iba a ayudar a que eso no sea así, y bla bla bla. El asunto es que yo le pedí mi plata y me empezó a echar chuchás y me dijo que yo era un cagao. No sabía que hacer en ese momento, porque se acercaron miles de gitanas a tirarme pichí en un acto para maldecir a un lolo como yo. Horroroso. No me quedó otra que volver volando para la casa.

Ilustración por no se quien chucha, pero salió en Juxtapoz